martes, 2 de enero de 2007

Hussein: "Irak sin mí no es nada"


BAGDAD, Irak. El camarógrafo Ali Al Massedy, quien filmó los últimos momentos de vida de Hussein, manifestó que el ex presidente dijo al ascender al patíbulo: "Irak sin mí no es nada". Sus restos serán sepultados en un lugar que permanece en "secreto" aunque uno de sus abogados aseguró que el cuerpo ya se encontraba en Tikrit, luego de que fuera trasladado el sábado a bordo de un avión estadounidense hacia su ciudad natal. La familia de Hussein reclamó que los restos del ex presidente sean inhumados en Yemen, al menos hasta el cese de la invasión en Irak, posibilidad confirmada por otro de los abogados de la defensa. Tras la ejecución se produjeron disturbios en ciudades de mayoría sunnita, entre ellas Tikrit, y atentados en Bagdad en los cuales al menos 38 personas murieron, uno de ellos en el barrio Hurriya, donde explotaron tres coche-bomba.

Festejos y protestas

Los shiítas festejaron la condena a Saddam con bailes en las calles de Bagdad. La minoría sunnita juró venganza y dijo que Saddam seguirá siendo un símbolo. Una oleada de alegría inundó ayer las regiones habitadas por la mayoría shiíta en Irak, mientras en las áreas sunnitas los policías lloraron y los residentes juraron venganza, luego del anuncio de que el ex dictador iraquí Saddam Hussein fue sentenciado a morir en la horca por crímenes contra la humanidad.
Filas de automóviles con flores de plástico recorrieron la ciudad sagrada shiíta de Najaf, donde líderes de esa mayoría saludaron la sentencia al derrocado líder por el asesinato de 148 de sus correligionarios luego de un fallido atentado contra Saddam en 1982 (ver Dujail...).
Shiítas en todo Irak consideraron la sentencia como una dulce venganza por 24 años del gobierno brutal del sunnita Hussein, quien reprimió con violencia a la rama del islam mayoritaria en el país.
"Saddam está pagando el precio por asesinar a decenas de miles de iraquíes", afirmó Abu Sinan, de 35 años, mientras sus vecinos desafiaban un toque de queda bailando y cantando en las calles de Ciudad Sadr, el bastión shiíta de la capital iraquí. "Es una felicidad sin precedentes. Nada lo iguala. Ningún festival, ni un matrimonio ni un nacimiento", agregó, mientras un coro gritaba "¡Ejecuten a Saddam!".
El clérigo radical Muqtada Al Sadr, que comanda una milicia shiíta en ese barrio, pidió celebraciones pacíficas y dijo que la violencia contra los sunnitas sería considerada una traición. "Les pedimos ahora que pronuncien una oración de agradecimiento", señaló en un comunicado reproducido por altoparlantes en las mezquitas de ese vecindario de 2,5 millones de habitantes.
La minoría kurda, también reprimida durante el régimen de Saddam, se sumó a los festejos. En la norteña ciudad de Kirkuk, el taxista kurdo Khatab Ahmed decidió que sus hijos se quedarían en casa en lugar de ir a la escuela y toda la familia se sentó frente al televisor para ver la sentencia. "Esa es la suerte de Saddam, que mató a vuestro tío", dijo Ahmed a sus seis hijos.
Pero no todo fue júbilo. La sentencia anunciada ayer a la mañana desató indignación en los barrios sunnitas, donde el apoyo al antiguo régimen era grande. Allí se registra la mayor resistencia a las tropas estadounidenses que tras la invasión de marzo de 2003 derrocaron a Saddam.
En todo el país se oyeron disparos de armas de fuego, tanto en celebración como en protesta. Una patrulla policial recorrió el centro de la ciudad natal de Saddam, Tikrit, con el objetivo de hacer cumplir el toque de queda. Pero pese a las restricciones, una multitud de manifestantes salió a la calle agitando fotos del derrocado dictador.
"Este es un veredicto injusto. Aunque Saddam sea ejecutado seguirá siendo un símbolo. Nadie puede borrarlo, ni el gobierno iraquí ni los estadounidenses", bramó Muhssin Ali Mohammed.
Pocas horas después del veredicto, un grupo no identificado atacó una caravana militar iraquí en el centro de Tikrit y estalló un tiroteo. Escondida en su casa, Amira Khalid, de 60 años, se lamentaba. "Nosotros teníamos un tratamiento especial bajo Saddam. ¿Dónde está la seguridad ahora? ¿Puede una mujer caminar las calles? Por supuesto que no", se quejó.
La división que se evidenció ayer despertó los temores de que en el país recrudezca la violencia sectaria y estalle una guerra civil una vez que se levante el toque de queda decretado el fin de semana. La violencia entre shiítas y sunnitas ya dejó cientos de muertos en los últimos meses en Irak, y muchos analistas advierten que la sentencia contra Saddam puede echar más leña a un fuego que a las tropas de ocupación y a las fuerzas iraquíes les resulta cada vez más difícil de apagar.

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